domingo, 25 de agosto de 2013

Ficha de Paul

Nombre: Paul
Apellidos: Cazarratones
Apodos: Gato Paul, Ruín
Edad: 4 años (30 años perrunos)
Fecha de nacimiento: Finales de septiembre principios de octubre.
Raza: Gato siamés
Madre: Desconocido
Padre: Desconocido
Aspecto físico: De pelo blanco y esponjoso, con el hocico y las patas grises. Tiene una complexión delgada y es de tamaño medio.
Aspecto psicológico: Tiene un fuerte carácter y es bastante rabudo. Sus juegos suelen acabar con arañazos y mordiscos. Su instinto de caza está muy desarrollado. Tiende a encandilar y usar sus poderes de gato para conseguir lo que quiere.
Gustos: Cazar absolutamente todo lo que se mueva y sea más pequeño que él. Las latas de comida para gatos. Afilar las uñas en el tronco de los árboles mientras se estira. Dormir de día, aunque solo se acuesta únicamente si hay una manta debajo, que consigue con sus superpoderes. Jugar y revolcarse con Pelusín. Relamerse los bigotes observando a Kirby en su jaula.
No le gusta: Que le toquen la barriga, el pienso para gatos, que le despierten, los perros, el gato naranja, que lo encierren, que le griten, los niños, el agua, que le roben su caza.
Mejor amigo incondicional: Pelusín
Amigos: Pelusín, Kirby
Enemigos: Sena, Laika, el gato naranja, el resto de los perros y gatos del pueblo.


Mini-biografía: Fue abandonado con mes y medio y acabó justo delante de la casa que ahora es su hogar. Cuando lo recogieron, tenía una increíble gripe y mucho frío, ya que ese día llovía a mares. Al no poder oler, no quería probar la comida, así que tuvieron que darle de comer por la fuerza. Un mes más tarde, ya era un gato sano y muy juguetón. Desde entonces, se pasa la vida dando caza a pájaros, ratones y lagartos, entre otras cosas.



domingo, 18 de agosto de 2013

Ficha de Laika

Nombre: Laika
Apellidos: Pequeña Cazadora
Apodos: Reina, Negrita, Nana, Mamá
Sexo: Hembra
Edad: 9 años (67 años perrunos)
Fecha de nacimiento: 3 de enero de 2003
Raza: mestiza
Madre: Mika (mestiza de caza)
Padre: Desconocido
Aspecto físico: Su pelo es corto y negro en casi todo el cuerpo, exceptuando las patas, el hocico y las cejas, que son de color marrón. Sus ojos son marrón chocolate. Su tamaño es entre pequeño y mediano.
Aspecto psicológico: Tiene un carácter dócil, es increíblemente cariñosa y sociable con las personas. No se lleva nada bien con otros animales. Es muy curiosa, y tiene un instinto de caza bastante desarrollado.
Gustos: Dormir. Correr y jugar. Las caricias y mimos, especialmente en la barriga. Le encanta el calor. Rastrear y perseguir cosas. Tumbarse, acurrucarse, acostarse, enroscarse, echarse. La carne asada y los huesos.
No le gusta: Los gatos y prácticamente todo animal que no sea un perro. El agua, sobretodo si esta fría. Que le griten, los palos, los gruñidos, los aspersores (que echan agua fría). No soporta el frío.
Mejor amigo incondicional: Mou
Amigos: Sena, Cuco, León, Mou, Leo, Hulf, Cásper, Mora
Enemigos: Paul, Kirby, Majo, Dona, Noddy, Pelusín.


Mini-biografía: Nació el invierno de 2003, a dos kilómetros de su actual hogar, junto con sus siete hermanos y hermanas. Su madre, Mika, murió dos años después a causa de un cáncer. A los dos años de edad, Laika tuvo su primera camada, en invierno, en la que solo un cachorro de los tres, salió adelante. Con cuatro años, tuvo su segunda camada, en verano, a la que sobrevivieron todos los cachorros. Actualmente vive con su hija Sena, disfrutando de la vida.


martes, 13 de agosto de 2013

El lobo (part 4)

Con mi zambullida, la calma del agua se convirtió en una pequeña salpicadura. Y por la sorpresa, me entró agua por la nariz antes de salir a la superficie. El agua estaba bastante fría; y me encantó. Fui nadando hasta Jack, que se había tumbado en la orilla y me observaba expectante.
En cuanto mis patas delanteras tocaron tierra, pegué un salto y eché a correr por el prado; libre. La sensación era increíble. El viento, antes inexistente, me secaba el pelo con fuerza. Mis patas se movían tan rápido que casi era incapaz de notar la hierba bajo almohadillas.
Lo que me parecieron segundos después, Jack me adelantó a la carrera. ¿Con que quería jugar, eh? Pues juguemos. Aceleré tanto como soportaron mis músculos y poco a poco fui ganando terreno, hasta que me encontré corriendo a su lado. Y me sentí volar.
Con un brinco, me eché sobre Jack, y los dos caímos al suelo rodando; mordiendo el cuello del otro, y soltando una serie de gruñidos y pequeños ladridos.
Jack acabó encima mía y yo panza arriba debajo. Si ahora mismo quisiera matarme, lo haría. Únicamente necesitaba un mordisco tan preciso como el que mató al otro lobo. Pero por alguna razón, confiaba demasiado en él, tal vez más de lo que debería. ¡Era un lobo, por el amor de Anubis! En los lobos no se puede confiar; solo quieren poder, ser el alfa. Estoy muy segura de que si yo fuese la líder de una manada, y el fuese el beta, no tendría reparo alguno en matarme en ese mismo instante. Aunque, claro está, si yo fuese líder, nunca jamás estaría en una posición tan sumisa. En los perros también hay un líder, pero no es lo mismo, ya que el poder no recae todo en él.
Por eso mismo, supe que Jack quería ser un alfa, si no lo era ya, o lo había sido en algún momento. Tal vez había retado a su antiguo alfa, y no consiguió derrotarle, por lo que fue exiliado. Eso también explicaría porque a demás del lobo negro no he visto ningún otro más. Pero Jack no tenía cicatrices de batalla.
Un aullido interrumpió mi reflexión y mi juego con Jack. Este se apartó y se quedó mirando a la nada, desconectado del mundo. Alzó el hocico al cielo, donde el sol se escondería en unos minutos, e hizo que un aullido reverberase por todo el bosque; un aullido que me dio escalofríos. Sonó peligroso y amenazante, como si lo hubiese creado con furia. No pude evitar agachar la cabeza, junto con mis orejas y el rabo.
Otro aullido de respuesta, proveniente del mismo emisor que el anterior.
Unos arbustos se movieron en el mismo sitio de donde había salido el lobo negro. Solo que esta vez, era una loba con dos cachorros, los tres igual de negros. Se acercaron despacio con la cabeza agachada hacia el cadáver. La loba lo olfateo y gimió desesperadamente. Era su compañera, de eso no cabía duda. Después dirigió la mirada directamente a nosotros. Pude leer el odio y la venganza en su mirada, y su gesto amenazante ante el que no pude evitar retroceder. Y entonces, hizo algo que no había esperado, y al parecer Jack tampoco: la loba alzó la cabeza, y aulló.
En ese momento, Jack se giró y echó a correr a lado del prado contrario al que se encontraba la loba. No noté el miedo de Jack, pero posiblemente él si que notase el mío. Los pulmones me ardían, aún agotados por la carrera anterior, pero no dejé que eso me detuviese.
Mientras, intentaba procesar lo que había pasado, pero nada cuadraba... Lo que me esperaba era que atacase, que se tumbase al lado de su compañero, o que diese la vuelta y se marchase sin más.
El suelo era irregular, y había ramas rotas y zarzas secas por todas partes. Aún así, a Jack no parecía importarle, y corría a una velocidad vertiginosa. Prácticamente ni miraba al suelo, solo corría hacía delante con indiferencia a tropezar o a clavarse algo.
Después de lo que me pareció una eternidad, llegamos a un camino de tierra, donde el bosque se volvía mas espeso a los laterales. Jack redujo la velocidad y cayó al trote. Echó una hojeada atrás para comprobar que aún lo seguía, mientras yo aceleraba el paso para colocarme a su lado. Seguía sin entender nada.
Minutos después llegamos ha un prado; que yo bien conocía. El prado de los lobos, así lo llamaba mi ama. Le puso ese nombre porque una vez, hace dos años, juró haber visto un lobo tumbado bajo nuestro árbol. Y ahora podía apostar ha que había sido Jack.
Nos dirigimos justo al medio y nos sentamos. Ahora estaba aún más confusa que antes.
Justo en el momento que giraba la cabeza para mirar a Jack, una  cabeza salió de entre los matorrales a los que Jack miraba. Y luego otra, y otra, y otra. Conté hasta once. Lobos de colores empezaron a emerger a la luz del sol. Y aunque se quedaban en la periferia, tanto ellos como nosotros sabíamos que estábamos acorralados.

domingo, 11 de agosto de 2013

Ficha de Sena


Nombre: Sena
Apellidos: Perrita Mestiza
Apodos: Princesa, Enana, Peludita
Sexo: Hembra
Edad: 5 años (40 años perrunos)
Fecha de nacimiento: 20 de agosto de 2007
Raza: mestiza
Madre: Laika (mestiza)
Padre: Dudls (cruce de ratonero)
Aspecto físico: Su pelo es largo, ondulado y negro en la mayor parte del cuerpo, excepto patas, pecho y hocico, que es marrón. Sus ojos son color chocolate. Es de complexión atlética y de tamaño medio.
Aspecto psicológico: Muy dócil y sumisa. Cariñosa y sociable tanto con personas como con casi todos los animales. Muy curiosa y con el instinto de caza algo desarrollado. También es increíblemente enérgica.
Gustos: Saltar y correr como obsesión. Pasear por el bosque, dormir bajo las estrellas, aullar a la luna, perseguir conejitos... o todo lo que se mueva y sea sospechoso... Comer cosas dulces. Jugar. Buscar erizos. Las caricias y los mimos. Los besos y lametones de mi mamá. Explorar mundos nuevos. Conocer perros. Montar sobre Cuco. Roer huesos. El agua fresquita en verano.
No le gusta: Los gatos, los sonidos fuertes, estar sola, los gruñidos de otros perros, que la aten, la verdura, el asfalto caliente en verano, el aire contaminado, que le regañen.
Mejor amigo incondicional: Hulf
Amigos: Laika, Hulf, Cuco, Pelusín, Paul (la excepción), Cásper, Moe, León, Majo, Kirby, Mora, Rocko, Jack.
Enemigos: Dona, Noddy, Leo, el perro café con leche.


Mini-biografía: Nació en el verano de 2007, junto con sus dos hermanos y sus cuatro hermanas. De entre todas, ella era la más grande, y por eso, fue quedando la última a la hora de ser adoptada. Al final, su lugar de nacimiento se convirtió también en su hogar. Su padre murió cuando tenía dos años, y actualmente vive con su mamá Laika. El verano que cumplió los tres años, fue iniciada en el agility, entre otras cosas. Desde entonces, sigue aprendiendo cosas nuevas y viviendo sus tan necesitadas aventuras.


viernes, 2 de agosto de 2013

¿Y mi pelo?

¡Que locura de verano! Un día hace 40º y al siguiente llueve. Para mí que esto no es normal... Pero bueno, mi precioso, largo y sedoso pelo gris y marrón me sirve de aislante contra las temperatura extremas... hasta hoy...
Por segunda vez en mi vida, me subí a esa cosa metálica con ruedas a la que llaman coche. Me pusieron un arnés de seguridad y por petición de la conductora, también conocida como la mamá de mi ama, me senté encima de una mantita azul y blanca. Al principio estaba cómoda, aunque algo nerviosa; luego me mareé un poquito y me puse más nerviosa aún. Ya estaba removiéndome en el asiento cuando nos detuvimos y me dejaron bajar.
Y estábamos en la ciudad. Aquello era una catástrofe: el aire enrarecido por la contaminación, los ruidos de los coches, la cantidad de olores desagradables, el asfalto, la escasez de verde... Pero aún así, lo desconocido me atraía como una polilla a la luz.
Una chica nos esperaba con la puerta abierta a un local que olía a perro... pero no era desagradable, si no que me gustó. Me relajé en seguida. Un sitio que olía tan bien no podía ser malo.
Al entrar, la puerta se cerro tras de mí haciendo sonar una campanilla que había colgada en el techo. La chica que nos recibió, se acercó a mi para acariciarme la cabeza y darme una golosina; tenía una voz muy bonita, y le cogí confianza en seguida.
-Que nudos -dijo resoplando y tocándome el lomo-. Voy a tener que rapar.
Mi ama asintió. ¿Rapar? No sabía a que se refería, aunque pronto lo descubrí.
Mi subieron a una mesa alta, y sin más dilación, pasó una maquinilla por mi lomo. El contacto me sobresaltó, y el ruido me zumbó en los oídos, pero no hacía daño en absoluto. Pronto empecé a sentir el frescor del ventilador allí donde me había pasado la maquinilla.
Después de un rato paró, dejándome ver la alfombra de pelo que cubría el suelo. Mi pelo.
Después me cogió en brazos y me llevó a otra mesa, esta metálica. Oí el agua justo antes de que me mojara. Pero no era fría, como la que salía de la manguera con la que me bañaban todos los veranos, no, esta estaba cálida, y descubrí lo mucho que me gustó. Después de enjabonarme dos veces y aclararme, me levantó con una toalla, me colocó en la mesa de antes, y dejó que me sacudiese.
Lo más divertido fue que se taparon  con la toalla para que no las salpicase.
Mi ama charlaba con la chica, que de vez en cuando me daba una golosina, diciéndome lo bien que me estaba comportando.
Lo que más odié, fue la máquina que echaba aire. Ese utensilio del demonio me asustaba, y tuvieron que ponerme una correa para que estuviese quieta, pero al final me dejé hacer.
Me bajó después de un último cepillado y... ¡¡Por fin libreeeee!!
Fui dando saltitos de alegría, sintiendo un enorme gozo en la piel, cuando de repente...
¡PAM! Choqué contra algo sólido y transparente. La puerta, que era de cristal.
Mi ama me llamó agitando una golosina, y no pude resistirme. Corrí hasta ella y le puse las patas en el estómago. Como siempre, agachó la cabeza y le dí un lametón en la barbilla.
La chica me roció con algo que olía increíblemente dulce. Me compraron un collar nuevo y unas golosinas, y por fin pude salir a la calle feliz.
Ahora, mi ama dice que soy una perrita pija con olor a vainilla. Al parecer llevo un collar de cuero de color... Emmm... ¿Burgos? No me acuerdo... Y parezco un schnauzer.
La chica dijo que era un cruce de galgo y schnauzer, pero mi ama dice que eso es poco probable.
Y bueno, así soy ahora: