domingo, 30 de septiembre de 2012

El lobo (part 3)

Ante mis ojos, la pelea se desarrollaba con rapidez. No sabía quien llevaba ventaja. Solo veía como rodaban por la hierba, clavándose los colmillos con ferocidad. Pasaron minutos, o segundos, o tal vez horas; no lo se con certeza. Tanto Jack como el lobo oscuro estaban ya recubiertos de sangre.
En un momento, el lobo oscuro bajó la guardia, y Jack le asestó un potente mordisco en una de las patas delanteras, y se levanto gentilmente, con agilidad, para colocarse delante mía. Agachó la cabeza y gruño por lo bajo, observando al lobo de color carbón levantarse y cojear hasta donde estaba Jack. Este, sin confiarse demasiado, retrocedió un poco gruñendo algo mas fuerte.
Decidí moverme un poco para ver bien aquella bestia. Era totalmente negro, y tenía la punta de una oreja derecha cortada, posiblemente provocado en una pelea. Levantaba la pata herida unos centímetros del suelo, y se podía ver la sangre goteando desde sus uñas. También tenía sangre en el morro, pero me cuestionaba si era la suya propia, o la de Jack, a quién también le goteaba la sangre desde un costado.
Cuando por fin parecía que todo había vuelto a un estado de calma, el lobo oscuro, saltó al cuello de Jack, y yo corrí hasta detrás del tronco del roble. Desde allí, observé como la estupidez de aquella bestia, le llevo a la muerte, cuando Jack le asestó una dentada mortal en el cuello, seccionando la yugular. El lobo, se apagó con un sordo gemido que retumbó por todo el bosque.
Jack caminó despacio hasta donde yo me encontraba, y se tiró a mis pies, cansado y abatido. Le lamí la herida del costado, para quitarle la sangre y para ayudar a que se curara más deprisa. Jack no gimió de dolor ni un solo momento, mientras respiraba fuertemente. Cuando acabé de limpiarle el pelaje, troté hasta el lago a beber.
Jack no se movió.
Me eché cerca de él, y apoyé la cabeza sobre mis patas. Ahora si que todo volvía a estar en calma. Los gorriones y pardales cantaban su melodía al unísono, entonando con delicadeza y fluidez cada nota. Los árboles susurraban al viento, y mecían sus ramas de un lado a otro, moviendo sus hojas, silbando. Era muy agradable descansar sobre la hierba fresca, a la sombra, un día tan caluroso. Decidí cerrar los ojos un momento, y como era de esperar, me quedé dormida.

Cuando desperté, era casi la puesta de sol. Jack estaba a mi lado, con los ojos cerrados y respirando tranquila y profundamente. Me dio cierto morbo despertarlo, por lo que me levante yo a beber. Cuando regresé al lado de Jack, seguía acostado, pero despierto. Y me miraba fijamente.
Le cogí una oreja con la boca, y delicadamente tiré de ella para que se levantase. Al principio no obtuve respuesta, pero cuando insistí un poco más, se levantó despacio, temiendo caerse. Me aparte ligeramente para dejarle algo de espacio para que se incorporase, y luego caminé por delante de él hasta el lago. Jack tomo grandes tragos, saciándose.
Desde mi punto de vista, el lago no parecía tener ningún fondo. Todo era negro, y había algunos nenúfares en la superficie, que parecían tener sus raíces en el reborde.
Me giré un poco, hacia donde algunas horas antes había habido una pelea, y comprobé así, que el cuerpo del lobo seguía en el mismo sitio.
Justo en ese momento, Jack aprovechó para empujarme con las patas, haciéndome perder el equilibrio, y caer en el agua.

domingo, 23 de septiembre de 2012

El lobo (part 2)

Sola, en medio del bosque, con un lobo como única compañía...
Seguía andando detrás de él, a paso lento y cauteloso, vigilando sus movimientos. Con cada ruido, más levantaba las orejas para escuchar mejor todos los peligros que me rodeaban. Aún así, no tenía miedo; no me temblaban las patas; no me dolía el estomago. Quería preguntarle cómo se llamaba, quería saber su nombre, para no tener que llamarlo con un ladrido; pero algo en mi me lo impedía. Tal vez fuera mi sentido de la supervivencia o mi raciocinio, que no quieren que muera devorada por un lobo.
¿Y si no solo estaba él, si no que había una manada entera? Mi ama me dijo una vez, que las manadas de perros salvajes, son perros abandonados que no tienen donde ir, y buscan el apoyo de otros perros para sobrevivir. Me dijo que eran muy malos, que lo único que quieren es buscarse algo a lo que llevarse a la boca.
El lobo, hizo zigzag entre los árboles, y siguió adelante, adentrándose mas en la espesura. ¿Cuánto más íbamos a alejarnos de mi ama? Seguro que estaría muy preocupada. Pero la curiosidad, la fascinación, es lo que me lleva a seguirlo. Y entonces, reuní todo el valor que pude, y le pregunté por su nombre.
Jack.
Fue un leve susurro, ronco y grave, lleno de ferocidad. Música hermosa para mis oídos. Con algo más de confianza, troté un poco hasta quedar casi a su lado, pero guardando aún las distancias. No quería presionarlo, y que sus colmillos quedaran grabados en mi cuello.
El paseo no acababa nunca, y no recordaba el camino de vuelta a casa. Con tantos giros y curvas entre los árboles y arbustos, me había perdido unos quince metros después de dejar atrás a mi ama. No sabía como iba a volver. Tal vez podría preguntarle a Jack cuando llegáramos a dondequiera que estamos yendo, o tal vez incluso él mismo me llevara de vuelta.
Entonces Jack empezó a correr, y yo lo seguí al paso mas rápido que pude. Era muy rápido, y parecía que nunca se cansaba. Seguimos corriendo durante un par de minutos, y jadeando, llegamos aun pequeño prado florido, con un lago de fondo, rodeado de arbustos y altísimos árboles, y con un gran roble centenario justo en el centro. Era increíblemente precioso. Mi ama nunca me había llevado a uno así, y seguro que le gustaría mucho que se lo enseñara; aunque eso si conseguía volver.
Jack se quedó inmóvil en la penumbra de los árboles. Yo estaba muy cansada, a si que me adelanté, y caminé con la cabeza agachada hasta el lago para beber. El agua bajaba por mi garganta dulcemente y con fluidez; era pura ambrosía. Cuando me dí la vuelta, Jack seguía en el mismo sitio en el que estaba la última vez. Yo lo miraba fijamente, pero él miraba otro punto perdido detrás de mí. Su expresión cambió de un momento a otro, y paso del sosiego, a alerta. Yo seguía absorta en sus ojos de oro líquido. Jack corrió hacia mí a una velocidad vertiginosa, gruñendo y enseñando los dientes. Yo me había quedado paralizada; mi raciocinio había desaparecido por completo, y yo estaba sola en mi mente.
Antes de que pudiera darme cuenta, Jack saltaba por encima de mi, y le clavaba los colmillos a un lobo del color del carbón...

martes, 18 de septiembre de 2012

Callejero

Era callejero por derecho propio;
su filosofía de la libertad.

Juegan a las suyas sin atar a otros,
y sobre los otros no pasar jamás.

Aunque fue de todos nunca tuvo dueño
que condicionara su razón de ser.

Libre como el viento era nuestro perro,
nuestro y de la calle que lo vió nacer.

Era un callejero y era la ternura
que nos hace falta cada día más.

Era una metáfora de la aventura
que en el diccionario no se puede hallar.

Era un callejero con el sol acuestas,
fiel a su destino y a su parecer.

Sin tener horario para hacer la siesta,
ni rendirle cuentas al amanecer.

Era nuestro perro porque lo que amamos
lo consideramos nuestra propiedad.

Y era de los niños y del viejo Pablo,
a quien rescataba de su soledad.

Era un callejero y era el personaje
de la puerta abierta en cualquier hogar.

Era en nuestro barrio como del paisaje,
el sereno, el cura y todos los demás.

Era el callejero de las cosas bellas,
y se fue con ellas cuando se marchó.

Se bebió de golpe todas las estrellas,
se quedó dormido y ya no despertó.

Nos dejó el espacio como testamento,
lleno de nostalgia, lleno de emoción.

Vaga su recuerdo por los sentimientos
para derramarlos en esta canción.

jueves, 6 de septiembre de 2012

El lobo (Part 1)

Llevo tres días sin salir a pasear. Es como si me comieran por dentro. Una hora, un bocado. La energía me pita en los oídos, me incita a temblar para liberarla. Y yo tiemblo.
Cuatro días. ¿Donde esta mi ama? ¿Por qué no viene? La hecho de menos. Cada vez estoy mas vacía. Mamá, por el contrario, esta muy tranquila. ¿Cómo lo hace?
Quinto día. Un coche aparece a la entrada. ¡Es ella! ¡Es ella! Y lo es. Abre la puerta de rejas y se acerca a mi para acariciarme. Salto, le apoyo mis manos en su estómago, y ella se inclina para recibir mi beso. Ahora estoy contenta. Coge la correa y entonces empiezo a dar brincos.
¡Paseo! ¡Paseo! ¡Paseo! Repito en mi cabeza. Y muevo la cola con energía.
Caminamos con paso rápido, a grandes zancadas sobre el asfalto, hasta llegar al parque, entonces me suelta. Corro de un lado a otro, acabando con la energía acumulada en tanto tiempo. Salto encima de los bancos y los columpios. Y muevo mas la cola. Con el viento azotando mi cara, me levanta el flequillo, y puede ver todo con mucha mas claridad. Me paro en seco y tomo aliento. Y vuelvo a correr otra vez.
Entonces un perro sin collar aparece. Tiene el pelo largo, como el mio, es grande, joven, tal vez de mi edad, orejas en punta, y gris. Me acerco a él con cautela. Me giro para ver a mi ama, que esta sentada en un banco de piedra, leyendo un libro. Vuelvo a mirar al perro callejero. Cuanto mas me acerco, mas alerta se ponen todos mis sentidos. Una parte de mi me dice que no me deje encandilar. Pero es tan guapo... Dios mio... A un par de metros, me doy cuenta de que no es un perro...
Un lobo.
Pelo gris con destellos cobrizos, fuertes patas, un enorme y húmedo hocico, musculoso, y sus ojos dorados puestos fijamente en mi. Suelta un bufido, se gira y camina despacio hacia la entrada del bosque. Yo lo sigo con cautela.
-¡Sena! -oigo que grita mi ama detrás de mi.
Pero yo no la escucho, no escucho nada mas que los bufidos del lobo. Sus pisadas son silenciosas. Su cola esta baja, y tiene la cabeza gacha, olisqueando el suelo. Yo aún lo sigo.
-¡Sena! -sigue gritando mi ama.
Miro hacia atrás, y veo como corre en mi dirección con la correa en las manos.
No quiero que me ate, no quiero que me lleve de vuelta a casa. Se que si la desobedezco me castigará, pero quiero seguir al lobo. Es la primera vez que veo uno, y me fascina. Vuelvo la mirada hacia el, y veo que se pone al trote, seguramente escapando de mi ama. Yo troto también y lo sigo.
Cuando me doy cuenta, estoy en medio del bosque, con un lobo como única compañía...