lunes, 8 de julio de 2013

Un topo... ¿Simplemente?

Un dia en el que mi ama y yo salimos a pasear, al poco de subir la segunda cuesta de la jornada, oí un pequeño chillido muy agudo e imposible de no oir. Mi ama fue la siguiente en esucharlo y se detubo de inmediato. El sonido venía de una de las cunetas, de entre la hierba. Nos quedamos quietas unos segundos más, intentando reconocer el sonido, pero no se parecia a nada que hubiese escuchado con anterioridad. Dimos un par de pasos hacia el lugar, pero seguíamos sin saber que era. Por la cautela que percibía de mi ama, ella estaba en la misma ignorancia que yo. No dejó que me acercara primero, sino que se puso delante mía y me dió la orden se quieta. Así que me senté y esperé. Mi dueña salvó toda la distancia e inspeccionó la hierba de lado a lado y de arriba a abajo. Hasta que lo encontró. Lo que sacó de la hierba era un ratón gris a simple vista, pero cuando la ví más de cerca me dí cuenta de que solo era un cachorro, con los ojos todavía cerrados, caminando muy torpemente sobre la mano de mi ama buscando el calor, arrastrando una pequeña cola rosa a juego con los dos lados de su hocico y una trufa (si se le llama así en los ratones) partida en dos.
-No es un ratón -dijo mi ama negando mi suposición- ¿Un topo, tal vez? Tiene el hocico demasiado alargado. Y a demás tiene los ojos muy pequeños. Y la nariz bifurcada se parece mucho también -entonces le dió la vuelta con increíble cuidado y cariño-. Hembra -añadió, y lo metió en el bolsillo de su polo.
Dejó que inspeccionara el resto de la cuneta por si había algún huérfano más e intentamos encontrar algún agujero que pudiera ser su madriguera, pero el terreno estaba libre de perforaciones.
Mi ama canceló el paseo y volvimos a casa, donde al parecer solo estaba Van, la tía de mi ama. Se que su nombre es más largo, pero me cuesta mucho aprenderme nombres, por mucho que la gente no pare de repetir que soy muy lista para ser una mestiza. ¿Que le pasa a la gente? ¿Se creen que por tener ADN de un montón de razas debería ser más tonta que un caniche de pedigee? Precisamente por ser así, tengo lo mejor de las razas por las que soy cruzada. La inteligencia del caniche, la fidelidad y resistencia del pastor alemán, el pelo de un pastor de brie, la velocidad de un galgo, el instito de caza de un perro cobrador, y el instinto de defensa de un rottwailer. Yo me quedé con mi mamá mientras mi ama subía a su caseta. Cuando volvió, llevaba una caja de medicamentos y una jeringuilla verde con un líquido blanco que supuse que era leche. Abrió la cajita, llena de algodón, y sacó el topo con delicadeza, que chillaba con ímpetu. Me acerqué despacio, con la cola y la cabeza gachas, y mi ama dejó que lo oliera. No olía a topo, pero se parecía mucho. Me senté al lado y ví como le daba la leche al cachorro, poniéndole la boca de la jeringa en la mandívula inferior. No es la primera vez que mi ama cría pájaros, pero nunca la he visto hacerlo con otra cosa. Cuando acabó, depositó al cachorro entre dos láminas de algodón, dentro de la caja. La dejó sobre una lata de pienso, lejos de mi alcance y me acarició la cabeza cuando paso por mi lado. La acompañé hasta la puerta y me volvió a acariciar, esta vez bajo la mandíbula, antes de irse a la caseta e enfrente donde vivía. Era mucho más grande que la mía, con dos pisos y un bonito jardín; la mía tenía el suelo de piedra, cubierto por un techo oscuro y con una entrada muy grande, el recinto tenía la mitad de tierra y la otra mitad de piedra; y había tres puertas: una enorme, que daba a un garage en el que tenía prohibida la entrada, una pequeña habitación con mucha tela y dos máquinas extrañas, y la última donde había otra caseta para animales a la que mi ama llama cuadra. Actualmente no hay nada ahí, solo un cubo enorme con un pienso que nunca he probado, pero en otros días hubo pavos, gallinas, cerdos, patos, erizos, codornices, conejos... Y alguna cosa más que no recuerdo. También fue donde nací yo y mis otros seis hermanos, a los que no he vuelto ha ver, con excepción de Lucho, que vive cruzando la carretera.
Al poco rato llegaron los padres de mi ama, y por los gritos, supe que les había contado lo del topo que recogió. Y pronto se oyó el portazo. Mi ama salío escaleras abajo, y corrió hacia mí. Abrió la puerta de reja y cerrándola tras de si, volvió a correr hacia el topo. Yo troté hasta su lado en el momento que se derrumbó en el cemento. Le limpié el agua salada que le caía de los ojos con pequeños lametazos.
-Mamá dijo que no... -susurró al rato- Dijo que lo tirase, que eso no entraba en casa -mas agua salada calló-. Dijo que era simplemente un ratón -hizo una pausa para recomponerse- Y entonces dejé de discutir, porque ella simplemente no lo entiende.

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